
Denise ayuda a dirigir el programa
Male Awareness Now en Jamaica. Trabaja con hombres jóvenes con pocas perspectivas de empleo, que recurren a la delincuencia violenta y a las pandillas como forma de vida. En este programa, reciben formación en género y en salud sexual, les enseñan técnicas de resolución pacífica de conflictos, y también habilidades prácticas como la barbería o informática, que les ayudarán a encontrar un trabajo y salir del círculo de violencia y pobreza en el que viven. "
El objetivo es reunir a 100 hombres jóvenes y cambiar a positivo su manera de posicionarse ante el mundo. Espero que con su ejemplo marcarán una diferencia para los jóvenes que están ahí fuera ahora mismo."
Éste es sólo un ejemplo del trabajo de género de InspirAction. Me gusta especialmente porque deja claro algo: sin hombres, no se puede hablar de género.
Nada cambiará mientras ellos no cambien. Por la fuerza, por la persuasión, por el miedo a penas cada vez más altas. O, como en el caso de
Male Awareness Now, por la educación.
Pero tenemos otros muchos ejemplos: la lucha por los derechos de las mujeres afganas, la alfabetización de niñas y mujeres en Sudán o el trabajo con cooperativas en Nicaragua, son alguno de ellos. Cientos de organizaciones en todo el mundo que de verás creen que las mujeres “
sostienen la mitad del cielo”.
Hoy, 25 de noviembre, celebramos el
Día Internacional de la Eliminación de la violencia hacia las mujeres. En un mundo en el que las mujeres asesinadas son a menudo sólo una cifra macabra, es necesario desenmascarar las dinámicas cotidianas que engendran, legitiman y facilitan la violencia basada en la perspectiva de género.
Lydia Cacho, periodista y activista mexicana, hablaba hace unos días en la
Casa Encendida de los “micromachismos” cotidianos, disfrazados de buenas intenciones, que nos oprimen cada día. Surgen cuando deja de ser políticamente correcto el machismo, y perpetúan la existencia de un sistema en el que, si no hacemos algo para cambiarlo, seremos siempre ciudadanas de segunda.
Llegó la hora. Es el momento. ¡Hay que cambiar!